Una última carta

Una última carta es el título ganador del IX Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado. Se trata de una historia de Antonis Papatheodoulou ilustrada por Iris Samartzi y publicada por Kalandraka en castellano, gallego, euskera y portugués. El jurado del certamen destacó “su armonía y equilibrio”, además de “su capacidad para transmitir ternura y alegría a la vez“.

Durante más de 50 años, el señor Costas ha sido el cartero de una pequeña isla mediterránea, “en una época en la que no había teléfono ni correo electrónico y todas las noticias viajaban a pie“. De la misma forma que durante todo ese tiempo había transportado noticias buenas y malas, bajo el sol y la lluvia, compartiendo con los vecinos penas y alegrías, un día decide que ha llegado el momento de portar consigo no sólo el correo, sino también una noticia: la de su jubilación. Esta es la historia de cómo la última carta que le toca repartir al señor Costas se convierte en la más especial de toda su vida…

La historia está cargada de gran emotividad. Nos evoca un tiempo pasado, en el que el correo postal era una fuente de noticias insustituible para muchas personas. Nos habla de un momento en el que los canales de comunicación distaban mucho de ser los que hoy en día conocemos, algo que nos servirá como valiosa lección de historia para los pequeños. Una última carta nos remonta a una época en la que los carteros, como el señor Costas, habían de ser no sólo meros mensajeros, sino que habían de convertirse también en transmisores de la información, en lectores de las cartas que recibían aquellas personas que no habían tenido la oportunidad de aprender a leer y a escribir. Es además un homenaje a todas aquellas personas que dedicaron su vida a repartir buenas y malas noticias, en tiempos de felicidad y de tristeza. Por ponerle un pero, quizás el final es demasiado previsible y algo abrupto, pero no desmerece en absoulto la sensación que deja el libro tras leerlo.

El trabajo de Iris Samartzi, del que podéis ver una muestra arriba, se presenta a modo de elegante collage formado por elementos propios del gremio postal: sobres, sellos, fragmentos de cartas manuscritas, viejas fotografías… El diseño de los personajes y los escenarios a través de la combinación de estos materiales, sumados a otros como el cartón y a delicados trazos en negro y blanco, nos ofrece como resultado unas sublimes ilustraciones, repletas de matices que nos harán querer releer Una última carta una y otra vez. Si consultáis la ficha del libro en la web de Kalandraka, se destaca a uno de los elementos que a mi, sin leerla, más me habían llamado la atención: el tratamiento cinematográfico de las ilustraciones, con una amplísima variedad de encuadres: planos generales, de detalle, americanos, medios… Llama poderosamente la atención el juego con la perspectiva y las composiciones que ofrecen varias escenas dentro de una misma imagen. Un deleite visual en tonos ocres y azules que ambienta y complementa a la perfección la historia.

Otro de los elementos más notables de Una última carta es el formato de la edición. Se trata de un volumen apaisado de pequeñas dimensiones, 20 x 15 cm., encuadernado en cartoné y con un total de 48 páginas. El elemento de distinción lo aporta la sobrecubierta, que simula ser una carta sellada con un cierre de botón y cuerda, que creará el primer momento especial en la lectura del libro: el mero hecho de descubrir el volumen será motivo de emoción para los pequeños. Se trata de un libro dirigido a niños y niñas a partir de los 6 años, por lo que ellos mismos podrán manipularlo y hacer especial el hecho de leer el libro.

Una última carta se postula como un magnífico regalo para estas Navidades, no sólo para los niños sino también para los adultos, que serán capaces de leerlo y disfrutarlo con otros ojos y otra perspectiva. Una lectura que entretendrá y educará a los primeros, al tiempo que traerá gratos recuerdos a los segundos. Os lo recomendamos encarecidamente.