Vaya rabieta

Cuando hablamos de rabietas más de uno y dos padres se sienten identificados con la actitud de sus hijos, porque muchas veces nos alucina como de repente se convierten en otras personitas, que no son los dulces bebés que nosotros conocíamos.

Nosotros elegimos este cuento por aquello de gestionarlas, que se viera reflejada, pero cuando lo tuve en mi poder dudé de su posible efecto positivo o negativo.

Enfoca la rabieta como un ser extraño que les sale de dentro, como si no fueran ellos, pero claro, hay que dejarles claro que quien lo está haciendo (la mala actitud) es el niño al que le estás explicando el tema, así que yo le digo que el enfado, que le llamamos monstruo rabieta, le hace hacer cosas que realmente no quiere.

El cuento trata de un niño que se llama Roberto y que llega a casa enfadado por algo que le ha sucedido, en cuanto entra en casa, se enfada por todo lo que su padre le pide o dice, y tiene una rabieta.

En cuanto saca toda la ira que lleva dentro sale de su cuerpo un monstruo rojo que se dedica a lanzar objetos, y sólo cuando su camión favorito se rompe es cuando el niño se da cuenta de la magnitud de sus actos.

Es ahí cuando a su manera se da cuenta del error y quiere enmendarlo, sí que diré que me falta que el niño pida disculpas a su padre por haber reaccionado de este modo desmesurado.

Nuestra bichito se siente identificada con el cuento cuando se enfada, y nos sirve muchas veces para explicarle que las cosas no se pueden hacer así, que no es la forma de reaccionar, y que debemos saber gestionar nuestros enfados de una mejor forma.

Esto de las rabietas es algo complicado, ya que yo, personalmente, creo que en ocasiones una rabieta no aparece sólo por un enfado, sino también por frustración de no poder hacer algo, o similares.

En cuanto a las ilustraciones son muy sencillas, simples, donde destacan los colores rojo y amarillo sobre todo. Me parecen sencillas a la par que directas y claras para que los pequeños entiendan la envergadura de lo que se les está explicando.

En cuanto a la edad, lo recomiendo a partir de los dos o dos años y medio.