La cebra Camila
Camila es una vieja conocida de muchos niños, ya que el cuento se editó en 2000 por primera vez y reimpresa en Mayo de 2015 por la editorial Kalandraka.
El cuento empieza tal que así: “Allá donde se acaba el mundo, en el país donde da la vuelta el viento, vivía una pequeña cebra llamada Camila”.
Camila es una cebra que está creciendo y ha llegado el momento en que no se siente cómoda con sus calzones, ya que le apretaban mucho, pero su mamá siempre le decía que tenía que andar con su vestimenta puesta. Camila sin embargo deseaba experimentar sin ellas, sentir el viento, dejarse llevar por el mismo y rodar por los campos.
Un día, Camila sale sin sus calzones y el viento travieso se lleva siete de sus rayas. Camila se siente muy triste al ver lo que le ha sucedido y llora de pena, siete lágrimas, una por cada raya perdida.
En su camino Camila va encontrando animales que ven como llora y de forma totalmente altruista, sin esperar nada a cambio, y sólo por el mero hecho de ayudar a alguien a sentirse mejor, deciden ayudarla. Así pues, vemos como la amistad sincera se manifiesta en este cuento, los animales van ayudando a Camila a sentirse mejor, y vemos como poco a poco su estado de ánimo va mejorando, primero una serpiente le cede un anillo suyo, luego un caracol le hace una rayita de plata para que esté más animada, el arcoíris le da una seda de primavera azul, y así varios animales, que la ayudan.
En este camino la cebra Camila va llorando menos lágrimas de pena conforme va avanzando y el resto de los animales le ayudan. Así pues aprendemos también a contar hacia atrás con los números del siete al uno, hasta que llega a su mamá.
Los niños aprenderán con estos animales el valor de la solidaridad y la ayuda desinteresada, además, cuando Camila llega hasta su madre derrama una lagrima de pena, y su mamá, que no quiere reprenderla por haber desobedecido, sino que acepta que su hija ha crecido y que debe emprender su camino y entender su diversidad y carácter decide darle una cinta hecha con sus crines para que adorne su melena, por la última raya perdida que aún no había recuperado.
Camila se pone muy contenta ante la aceptación de su madre y le mostró como había crecido y como se veía con sus nuevas rayas, fruto de la amistad y la solidaridad de sus amigos los animales. Vemos una Camila que ya no se siente asustada por haber crecido sino que se ve contenta con su nueva situación, imagen y segura de sí misma.
Es un cuento rimado, por tanto para los niños será fácil de seguir e incluso repetir y asimilar, es ordenado, lo que también ayuda en el manejo y seguimiento de la historia, pues los niños cuando tienen estructuras conocidas asimilan mejor las cosas, ya sabemos que ellos aprenden por repetición.
En cuanto a las ilustraciones, son sencillas, pero claras, lo único que diría es que las tonalidades no acaban de agradarme, por destacar algo negativo, ya que realmente eso no supone un gran problema para nuestros niños, pero a mí particularmente la tonalidad de las ilustraciones no me acaba de satisfacer del todo.
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