Imagina

Aaron Becker es un ilustrador americano de cuentos infantiles. Es conocido por el cuento que nos ocupa, Journey en su edición original, Imagina en español.

El cuento no tiene texto por tanto, como su propio nombre indica, se trata de imaginar. Ganador del premio al Mejor Libro Ilustrado por The New York Times

La historia de este cuento sin palabras se lee y se cuenta por si misma pero tiene un punto adicional de interés y es el hecho de que al no tener texto cada uno debe dejar volar su imaginación para plasmar en palabras lo que se ha querido contar mediante las preciosas ilustraciones. La historia pues variará seguro si la cuenta una u otra persona, y tendrá sus propios toques, su identidad personal, la identidad del que la lee, del que la narra.

En este cuento se habla de una niña que está aburrida en la puerta de su casa y decide ir a buscar a alguien de su familia con quien jugar, los mayores, en su estrés diario rechazan la invitación y la niña se ve abocada a irse a su habitación donde la ilustración y la carita de la niña nos muestran su estado de abatimiento. En esa situación se le aparece o ve, o cada cual lo interpretará a su antojo: un color rojo.

Este color le llevará a un mundo de aventuras que le hará evadirse de la realidad y disfrutar, vivirá momentos de felicidad, de tensión, de intriga, de miedo, de alegría, gracias a su color rojo y a un amigo al que decide ayudar en esta trepidante historia.

Este libro debería hacernos recapacitar a los padres sobre el valor de disfrutar del tiempo con nuestros hijos, de dejarlos que imaginen pero también de imaginar con ellos, de disfrutar de esos momentos que perdurarán para siempre y que les ayudarán a crecer, pues la imaginación es una gran arma, un gran poder en manos de unos pocos, porque, ¿qué habría sido de Einstein sin imaginación?.

Desde luego este cuento debería ocupar un lugar destacado en todos los hogares.

Lo catalogamos como más de seis años por la ausencia de texto y por apreciar el valor de las ilustraciones que son simplemente preciosas, con todo lujo de detalles, muy cuidadas y con mucho gusto, pero, “y siempre hay un pero en las catalogaciones”, nosotros lo hemos leído a nuestra hija de dos años y nueve meses y nos parece que se puede disfrutar de él en muchos sentidos, que pueden ser un trampolin al desarrollo de la imaginación por parte de los más pequeños de las casas, a contar historias inventadas a partir de esas imágenes, a recrear su propia fantasía en los mundos creados por A.Becker.

Desde luego un cuento con mucho gusto y que, si tenemos la oportunidad, no debemos dejar pasar.

Este es el primer libro de una trilogía, el segundo libro se llama Explora, y aún no lo hemos visto, pero no dudo que será tan bueno como este.