El diario de las cajas de fósforos
El diario de las cajas de fósforos (The matchbox diary) es uno de esos álbumes ilustrados que aparentemente se editan para un público infantil, pero que en realidad son una delicia que deben disfrutar públicos de todas las edades. Escrito por Paul Flesichman, ganador de la medalla Newbery (uno de los más prestigiosos galardones a la literatura infantil estadounidense junto con la medalla Caldecott) e ilustrado por Bagram Ibatoulline, está publicado en España desde el año 2013 por Editorial Juventud.
El trasfondo del libro es el fenómeno de la emigración italiana a Estados Unidos, que tuvo su punto álgido entre 1900 y 1914, cuando se calcula que aproximadamente dos millones de italianos dejaron su país para buscar fortuna en América. La historia narra el primer encuentro entre un hombre de raíces italianas y su bisnieta: “Elige el objeto que más te guste y te contaré su historia“, le dice. La niña escoge una caja de puros, que esconde en su interior numerosas cajas de cerillas. Dentro de cada una de ellas, un pequeño objeto, que sirve como diario no escrito de la historia que condujo al bisabuelo desde Italia hasta los Estados Unidos.
El primero de los objetos nos ofrece el contexto histórico en el que se desarrolla la historia: un simple hueso de aceituna, que su madre le daba al protagonista cuando era joven para mitigar la sensación de hambre. Italia, y en especial las regiones del sur del país, eran zonas empobrecidas y con elevados niveles de analfabetismo a finales del siglo XIX y principios del XX. Este es uno de los principales motivos que explican el fenómeno migratorio a Estados Unidos, protagonizado principalmente por hombres que viajaban en busca de trabajo, y que enviaban desde América dinero a sus familias para ayudarlas a sobrevivir.
La familia al completo se ve obligada a viajar a Estados Unidos. Una travesía en barco de 19 días de duración, en la que el protagonista atesora nuevos objetos para su diario: pipas de girasol, una medalla de San Cristóbal, una horquilla perdida… Tras el reencuentro con el padre, empieza para la familia una nueva aventura, caracterizada por las continuas mudanzas en busca de todo tipo de trabajos como enlatar pescado, clasificar melocotones, pelar guisantes, mondar gambas o abrir ostras. Con ocho años, el joven entra en la escuela para aprender a leer y escribir. Más tarde, aprende composición tipográfica y comienza a trabajar como impresor. Posteriormente se convierte en librero, y finalmente en anticuario “comprando y vendiendo cosas antiguas que la gente habia guardado durante años, llenas de historias. Los diarios de otras personas“.
La historia se inspira en la combinación de hechos reales sucedidos en su propia familia con el encuentro de Fleischman con Gary Hamel, un artista que le mostró un diario similar con objetos recopilados durante un viaje. Ambientada a principios del siglo XX, la recopilación de objetos en cajas de cerillas cobra sentido como forma de recordar situaciones y momentos ante la imposibilidad de muchas personas de dejarlos reflejados por escrito. Los hechos narrados, con pequeñas variaciones, pueden explicar muchas historias de inmigrantes italianos de la época.
Las ilustraciones de Bagram Ibatoulline convierten una buena idea en un álbum ilustrado redondo, sin fisuras. Elegantes, realistas y extremadamente detalladas, ofrecen un reflejo de elementos característicos de la época narrada, incluyendo vestuarios, paisajes o situaciones, entre otros. Sus ilustraciones bien podrían confundirse con viejas fotografías o estampas características de principios del siglo XX, aportando al álbum ese punto de distinción que lo hace merecedor de estar en toda biblioteca que se precie. La colaboración entre Flesichman e Ibatoulline incluye también títulos como Graven images (mención de honor en la medalla Newbery) o The animal hedge.
La versión publicada por Editorial Juventud tiene unas dimensiones de 25,5 x 28 cm., aproximadamente, cuenta con un total de 40 páginas, está encuadernado en cartoné y tiene un buen acabado en mate que refuerza el efecto sepia de las ilustraciones que reflejan la memoria visual del protagonista de la historia. El diario de las cajas de fósforos es un título recomendado para lectores de 9 años en adelante, que serán capaces de entender las implicaciones de la historia narrada, aunque como decíamos anteriormente, no desentona como lectura para adultos.
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