Tecnología o lectura

El otro día me encontré con un vecino con el que me une cierta relación de amistad de nuestras familias y me contaba que su hijo de once años había pedido para Reyes únicamente videojuegos. Su padre, que lo ve poco por la situación personal que tiene (separación y vive en otra ciudad) le sugirió que algún libro estaría bien, a lo que el niño contestó algo que me dejó ojiplática a la par que cabreada: “Papá, si voy yo con un libro mis amigos se burlarán de mi, haré el ridículo“.

Mi pregunta es: ¿qué estamos haciendo para que los niños de once años entren en esta dinámica?

No me parece ni medianamente correcto que un niño sólo juegue con videojuegos, no me parece que sea aceptable, y desde luego, los que debemos cambiar esta tendencia somos los padres.

Un niño conoce la tecnología porque nosotros se la ofrecemos, aunque también porque han nacido en una época en que la tecnología esta presente en nuestras vidas y por tanto sería del género tonto querer apartarlos totalmente de ella pero, deberíamos, desde luego, dosificar el tema y darles más recursos para jugar que no únicamente vídeo juegos.

Somos los padres los que debemos acompañar a los niños en su crecimiento como personitas, y quienes debemos ofrecer alternativas de juego más activo, más intelectual, más cooperativo, y sobre todo más físico y menos virtual.

Entiendo que un niño debe crecer en todos los aspectos, debe conocer todo tipo de juegos, y debe saber valorar, conforme crece, en que medida hay que hacer uso de unos u otros recursos; es decir, no se trata de prohibir los videojuegos, no se trata de no dejarles jugar en el parque, no se trata de tenerlos todo el día frente a un libro; se trata de intentar conseguir un equilibrio pero sobre todo que no se vean abocados a sólo usar la tecnología, sólo relacionarse con el mundo por medio de aparatos electrónicos y juegos online, ya que han de saber valorar la lectura, el juego libre, la naturaleza, y un sinfín de cosas que hoy en día muchos niños se pierden por la comodidad que supone para los padres tenerlos frente a una pantalla: televisión, teléfono, tablet… mientras hacemos cualquier cosa que consideramos más importante que estar con los niños, que jugar con ellos, que verlos crecer, y que inculcar valores y educación, muy importante y necesaria para su futuro.

Porque si me paro a analizar la frase: “Papá, si voy yo con un libro mis amigos se burlarán de mi, haré el ridículo“, me vienen a la cabeza situaciones de abuso de poder, bullying, y similares, por tener gustos que no son los de la mayoría, por no ser igual que todos, y me parece indignante que los padres no veamos estas situaciones, estos peligros y las necesidades de los niños por gustar, y llamar nuestra atención.

Si a un niño, desde pequeño, le inculcas el amor a la lectura, seguro que crecerá con valores más amplios, respetuosos, tolerantes, y ademas tendrá opciones más allá de la tecnología, de los videojuegos, porque ojo, que jueguen a videojuegos no es sinónimo de que sean buenísimos en un campo tecnológico que les vaya a llevar a un futuro ideal y feliz. Sin embargo, que respeten, que toleren, que sepan empatizar, que tengan cultura, que sepan escribir bien, seguramente sí que les abra muchas puertas, de ahí que lo mejor sea intentar que los niños tengan un poco de cada, y que además, compartan ese tiempo con nosotros.

No seamos egoístas y dejemos a nuestros niños frente a la tecnología que de tantos entuertos y rabietas nos salva, intentemos compartir con ellos nuestro tiempo, de calidad, y de este modo, seguro que evitamos frases como la que me ha llevado a todo este cúmulo de ideas y mala leche, y que, estoy segura, a más de uno le producirá el mismo efecto.